"En la lucha contra la realidad, el hombre tiene solo un arma: la imaginación."

LUCAS, episodio 1



Me gustaría hablaros de una historia la que me ocurrió no hace mucho, yo me llamo Lucas, voy a 4º de secundaria, tengo 16 años, y vivo en Salamanca. mi historia comienza cuando yo, mis padres, y mi perro Guildo decidimos ir a San Vicente de la Barquera, un municipio de la provincia Cántabra donde tenemos un apartamento no muy lejos de la playa.

Son las 6:30, mi padre me despierta con prisa para salir cuanto antes en coche, con la intencion de llegar pronto a San Vicente. Solo me tomé un vaso de leche, porque pensábamos parar un poco a tomar algo en el camino.

Le puse el cuenco de cereales a Guildo y salimos a montarnos en el coche.

Cogí mi almohada, me la puse en el respaldo del asiento y cerré los ojos para intentar dormir un poco

Nada mas llegar a la cafetería de carretera, mi madre me despertó con cuidado, el perro se me había echado encima para también dormir, y tenía las piernas dormidas, incapaz de moverlas.

Después de salir del coche hice unos estiramientos extravagantes para desperezarme y entré a la cafetería hambriento, con ganas de comer algo para continuar el viaje.

Después de volver a subirme al coche, no pensé en dormirme, porque sabía de antemano que no lo iba a conseguir, entonces cogí mi MP4, y me puse música mientras miraba el paisaje a la vera de la ventana.

Después de un viaje largo y aburrido, ví de cerca la playa de San Vicente, entusiasmado por ir a la playa a hacer todas esas cosas que en Salamanca no podía y nada más bajar del coche, cogí mi maleta y las cosas de Guildo para colocarlo todo en el apartamento y bajar rápido a la playa a jugar con mi perro.

Cuando vamos a San Vicente, ya que nos conoce mucha gente cuando vamos allí y conocemos el pueblo, mis padres van por un lado y yo y mi perro por otro.

Cuando bajé a la playa, lo primero que sentí fue el aire de la costa dan fresco, y el sol pellizcando mi espalda luego cogí la pelota de guildo y nos fuimos al agua a jugar.

Cuando el sol empezó a bostezar, decidí volver al apartamento, pero lo que más me extrañó fue no ver a nadie en este, ya que mis padres y yo quedamos allí para cenar en el pueblo una buena mariscada, entonces saqué de la mochila mi móvil y llamé a mi padre, y aún más me extrañó que comunicara su teléfono, mi padre siempre lo tiene disponible, tan ocupado todo el día con sus cosas de la oficina, entonces decidí bajar al pueblo al restaurante para ver si estaban allí, y pregunté a José María, el dueño del restaurante con el que tan bien nos llevamos mis padres y yo, y tampoco encontré a mi padres allí, después de preguntarle a Josema.

Esto de no encontrar a mis padres me quitó el apetito, y solo cené un vaso de leche con una magdalena justo antes de dormir, esperando que mañana supiera de ellos.


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¡PRONTO EL EPISODIO 2!