"En la lucha contra la realidad, el hombre tiene solo un arma: la imaginación."

Epílogo de CDS: Ciudad de sombra

Mentí, no era el último :P




Epílogo

< ¿Estás preparada?>- Le preguntó uno de los seis Hermanos Silenciosos que la rodeaban. 
Después del funeral del Hermano Silencioso que le había salvado la vida y de acompañar a la Comandante en su corta recuperación, tuvo que decidir. Olvidar o recordar. Una gran decisión. La misma que empujó a Carsil y a Junli a ser Cazadores de Sombras, aunque claro sus padres ya decidieron en su momento que recordarían. Le costó mucho decidirse. 
-Si, adelante.- respondió Liumpa. Los Hermanos se pudieron en círculo. 
Se lo habían contado todo, absolutamente todo, ahora sabía la verdad, toda la historia. Un antiguo Nefilim ocultó en casa de Carsil la mitad de un poderoso objeto y en casa de Junli la otra mitad. Un gran grupo de demonios atacó a sus respectivas casas, pero por suerte los cazadores de la zona estaban avisados los protegieron pero sin embargo no pudieron impedir que supieran la verdad para salvarlos tenían que ponerse de acuerdo entre todos. Después de la lucha los padres decidieron convertirse en Cazadores de Sombras, para proteger las piezas que, sin embargo no se encontraron, por suerte para ellos pasaron las pruebas. Cuando los chavales cumplieron los ocho años la Clave envió un mensaje a sus respectivos padres pidiendo el ingreso de estos en la clave, para que en caso de que sus padres no estuviesen en casa ellos pudieran proteger las casas. Sus padres se opusieron al principio pero al final dieron permiso para que les adiestraran con la condición de que pudieran vivir en los dos mundos a la vez, cosa que la clave tras deliberar mucho aceptó. Registraron muchas veces las dos casas, pero sin embargo el radar solo podía indicar que estaban no donde, hasta que cuando los chicos ya tenían diez años el radar dejó de pitar. Tras un primer gran revuelo todo se calmo puesto que los demonios no daban muestras de haberlo encontrado y siendo un objeto de gran poder lo utilizarían sin pensarlo dos veces. Siendo ya inútil proteger la casa sus dueños pasaron al servicio normal de la Clave.
Le costó mucho decidirse, pero tras unas breves negociaciones Liumpa aceptó, lo que según el Inquisidor, el Jefe y la Comandante sería lo mejor.
Los Hermanos Silenciosos extendieron las manos penetrando en su mente, borrando uno a uno todos los recuerdos que le enlazaban con el mundo de las sombras: El Instituto, sus pasillos, la enfermería…; A el Jefe, al Inquisidor, a la Comandante, al jefe de los Hermanos Silenciosos, al guardaespaldas del Inquisidor; al Demonio Mayor, el cual el Hermano jefe logró vencer y mandar a su dimensión de origen; los dos últimos días, los más intensos, problemáticos y difíciles de su vida y que no iba a poder rememorar nunca más.


Nada más verla en la puerta del instituto sabía que esto acabaría así, sin embargo aún residía una ligera esperanza en su interior. Cuando Carsil escuchó como Liumpa aceptaba que le borrasen la memoria con la condición de que todo fuese igual al día en el que se quedó a dormir a su casa, que nada cambiase, nada, absolutamente nada, esa pequeña esperanza se desvaneció. Poco después preguntaron por el colgante, algo que Carsil esperaba que olvidasen, ella simplemente repitió: “Absolutamente nada”.
Y ahora, en el mismo instante que Carsil recordaba lo acontecido, Liumpa lo olvidaba.


El día antes de su “reunión” con los Hermanos Silenciosos, Junli pidió a Liumpa unos minutos para hablar de ellos, ella tras pensárselo accedió.
-Hola…-le dijo Junli tímidamente
-Hola, ¿Qué querías?- le respondió Liumpa.
-Mira, no creo que tengas razón de seguir enfadada conmigo ahora que sabes la razón por la que me ausentaba.
-Lo sé pero aun así, pienso en dentro de unos días cuando ya no recuerde nada de esto y piense que te estás viendo con otra.
-Sabes que yo nunca haría eso.-le reprochó con aire dolido
-Ya, pero aún así…
-Deja ya los “Aun así” Me estás poniendo nervioso, lo único que importa es que te quiero y con eso debería de ser suficiente.-le dijo Junli mientras se acercaba a ella. 
-Dame una prueba de que nunca lo harías.- le pidió ella
-Te la daré-le susurro mientras la besaba.

Liumpa despertó en su cama. Le dijeron que lo haría, pero ella no se acordaba ni se acordaría. Esa mañana había quedado con Junli, y estaba muy enfadada con él. Últimamente faltaba mucho con escusas tontas y la última fue que tenía que estudiar, ese día fue a su casa y su madre le dijo que se había ido a dar una vuelta. Hoy quería dejarle claro que no iba aguantar más eso. Habían quedado en el antiguo Puente Romano.
Cuando Liumpa llegó Junli ya estaba allí, vestía una camiseta negra con unos vaqueros oscuros.
-¡Liumpa! ¿Qué tal todo?
-Bien, me gustaría hablar contigo.-le dijo muy seria.
-Espera, se de qué quieres hablarme. Siento no poder quedar muchos días pero tengo muchas cosas que hacer, pero te prometo que intentaré pasar más tiempo contigo. Se que no es demasiado, pero toma, para cuando me eches de menos.
Junli le entregó una pequeña piedra blanca con forma de corazón. En su interior latía vibrante una runa de confianza. Mientras Liumpa llevase esa pequeña muestra del amor de Junli, nunca dudaría de él.
-Gracias-nada más cogerla las dudas de Liumpa desaparecieron-¿quieres que vallamos a tomar algo?- le pregunto sonriente.

Carsil miró la caja roja que años atrás le regalo Liumpa, mientras la cogía una runa pintada hábilmente sobre la parte inferior brillo. La abrió y depositó en ella la ropa que minutos antes se había quitado y la estela que tenía a su lado. Todo volvería a ser como antes, en realidad nada sería como antes, recordar que Liumpa lo supo y lo olvidó y que por su culpa casi la matan… No, nada volvería a ser como antes.

¡Estamos de Fiesta! ¡Cumplimos un año!

Hoy hace exactamente 365 días, 18 horas, 18 minutos y 49,98 segundos que se creó este blog bajo el nombre de "La Estantería". Unas cuantas semanas después pasó a llamarse "El Arcón" y dos días más tarde se quedó con el nombre definitivo de "El Arcón de los Sueños". 


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Último capitulo de CDS: Ciudad de  sombras.






Capitulo 6-Luchando contra la sombra

El pasillo estaba oscuro, solo la luz azulada de las armas de los Nefilims permitían andar sin tropezara los tres miembros del G.1. Ionu, el jefe del escuadrón, iba el primero de todos. En una mano mantenía en tensión su cuchillo Seraphin y en la otra mano, manteniendola alzada y estirada, una pequeña piedra brillaba fugazmente.

-¿Que ha sido eso?-pregunto susurrando Randy
-Yo no he oído nada, no te imagines cosas.- le respondió Sare, ligeramente nerviosa.
-Callaos ya, chicos. Si el sensor no suena es que no hay demonios y punto.- dijo secamente Ionu.
- Tienes razón...- susurro Randy dándole la razón
-¡Yo también lo he escuchado!-les dijo Sare parándose en seco- era como un goteo y el arrastrar de algo...algo como viscoso.
-Pero esto no pita, debe ser otra cosa, el viento, al madera esas cosas ya sabéis.-les tranquilizó Ionu
Un par de pisadas se escucharon al final del pasillo, los nefilims tomaron posiciones. Ionu lanzó rodando su piedra de luz mágica por el suelo hasta que chocó contra la pared iluminando la esquina. Un siseo, los sacó de su inactividad, poco a poco una suave niebla les rodeó, Randy empezó a gritar, soltó los cuchillos seraphin y se llevó las dos manos a la cabeza mientras caía de rodillas. Tras un último grito desgarrador, cayó inerte al suelo con un golpe seco. Los dos restantes nefilims juntaron sus espaldas preparados para lo que pudiera venir. 
-¡Quítamelo! ¡Quítamelo!-gritó Sare- ¡ah!
-¿Lo qué? si no tienes nada- Le preguntó extrañado. 
Con un grito sordo cayó de espaldas mezclándose con la niebla.
-Mierda...
El último de los Nefilims miraba hacia todos los lados, escuchó de fondo un suave gruñido, un gran hocico salía desde una de las esquinas. Cuando salió del todo, se podía observar a un gran lobo negro. Ionu se lanzó hacia él, cuchillo en vilo. Se escuchó un golpe sordo, y la niebla se deshizo, Ionu respiraba fuertemente, tosió escupiendo sangre. La niebla volvió y el valiente Nefilim se retorció entre dolorosos gritos, cayó al suelo mientras la luz mágica de su piedra se extinguía.

***

El pasillo se iluminó con la suave luz azul de los cuchillos Seraphin de los siete Nephilims. Liumpa, el octavo miembro, iba entre los tensos miembros del grupo. Los tres guardaespaldas de El Inquisidor se colocaron dos delante de este, y uno detrás de todos. Carsil y Junli iban detrás de Liumpa, y el jefe delante, al lado de El Inquisidor. Avanzaban por los pasillos atentos a cualquier movimiento, de pronto el sensor de un de los guardaespaldas empezó a pitar suavemente. Todos, menos Liumpa que casi se chocó con Junli, se pararon en seco. Todos los Nefilims sabían que hacer. Todos estaban preparados para interceptar a cualquier demonio o cosa que intentara acercarse al grupo. Un ligero gruñido se escuchó, y después un sonido de succión. No se veía a más de tres pasos de donde estaban los Nefilims. El guardaespaldas del Inquisidor que cerraba la marcha vio moverse una sombra la cual él cría que era parte de la pared, pero antes de gritar para avisar a los demás la sombra se abalanzó hacia él. La repelió con un rápido movimiento de mano, clavó su cuchillo Seraphín por debajo de las costillas de un demonio de color verde muy oscuro, parecido a un murciélago, y lo empujó hacia atrás, haciendo que se chocase contra la pared y desapareciese en una nube de polvo. Cuando desapareció, miró fijamente a "El Inquisidor".

-Confirmada la llegada de demonios, señor- le dijo con cierto tono sarcástico.
-Tenemos que llegar rápido a la puerta, informa al G.1-le respondió El Inquisidor.
-Si, señor.
-Tranquila, con nosotros estás segura.-Le dijo Carsil a Liumpa para tranquilizarla.
-e..a... Lo se..-consiguió articular asustada.
-G.P. llamando a G.1, responda...-pasaban los segundos.-No responden -le dijo a El Inquisidor
- Probablemente estén muertos -era sorprendente la frialdad con la que lo decía.-es mejor que vayamos por la entrada principal, si ya no tenemos que encontrarlos… es el camino más corto.

Nada más terminar esa frase, todos los radares empezaron a pitar. Unos gruñidos acompañados del sonido de patas al rozar con el suelo demostraron la eficacia de los estos. Dos demonios con forma de perro saltaron sobre el guardaespaldas y la Comandante, que abrían la formación. El primero de los dos se zafó rápidamente de el y le clavó su cuchillo en las costillas, pero el segundo miraba su radar cuando le saltó encima. El demonio le tiró al suelo, rodando sobre si mismos llegaron a la pared, donde se chocaron soltándose. El demonio-perro se incorporó rápidamente y fue directo hacia el brazo de la Comandate pero con un movimiento seco, Carsil, lanzó su cuchillo clavándolo en el cuello del demonio que desapareció en una nube negra. 
-Gracias...-susurró agradecida
-De nada -le respondió 
Antes de que el Inquisidor volviese a preguntar por el G.1. los radares volvieron a pitar con más fuerza. Tres demonios Drevak aparecieron detrás del grupo. El Inquisidor, que cerraba la marcha, fue asaltado por dos de ellos. Consiguió lanzar a uno hacia una de las paredes, pero el otro le salto al brazo y le clavó sus largas espinas venenosas en el brazo. 
Un grito y un movimiento después, el demonio Drevak estaba volviendo a su dimensión de origen. Pero aún quedaba el tercero, que se acercaba al segundo círculo de protección creado por Carsil y Junli. Este último saltó hacia él pero el demonio paso por debajo, saltando hacia Liumpa. Ella, se protegió la cara entre los brazos mientras el infeliz demonio moría calcinado por un rayo de luz roja que salió directamente de debajo de la camiseta de Liumpa, donde dejó un agujero a la altura del cuello. Miró sorprendida el colgante que a los diez años le había regalado Carsil y, que se veía a través del agujero dejado por el rayo. 
-¡Funciona! Menos mal...-gritó Carsil acercándose a Liumpa.
-No hay tiempo para alegrarse, debemos llegar a la puerta cuanto antes. Y de ese colgante hablaremos después, está prohibido usar runas en mundanos.-les advirtió el Inquisidor.-Y probablemente sea muy poco fiable es imposible que funcione bien siempre, deberías quitártelo y dármelo.-Dijo el Inquisidor alargando la mano.
-No, creo que me lo quedaré. Si es de uso único ya no tiene ningún peligro.-le respondió agarrando el colgante en actitud protectora.
-Eso es imposible, los mundanos no podéis tener ese tipo de objetos.- insistió el Inquisidor
<Inquisidor, ¿ No tenía prisa?>- Se inmiscuyó el Hermano Silencioso. Carsil le dio las gracias mentalmente, por el mismo medio por el que se comunicaban ellos.
-Si, es cierto. Vámonos ya. –reconoció el Inquisidor
Siguieron avanzando mientras Liumpa interrogaba a Carsil sobre su colgante.
-¿Qué ha pasado?
-Tu colgante te ha protegido-le susurró Carsil.
-Si, eso ya lo he visto ¿Pero como?
-Es un colgante de protección.
-¿Suelen llevarlos los Cazadores de sombras?
-No, la verdad es que hay muy pocos, casi ninguno.
-¡¿Y me lo regalaste?! ¡Muchas gracias!
-¿Y no se gasta?
-Si, tarde o temprano su fuerza se acabará y empezará a utilizar la tuya, por eso es peligroso para los Nephilims, siempre estamos en peligro y nos quedaríamos sin energía si la batalla se alargase. Pero tranquila sin usarlo se recarga constantemente y sin utilizarlo durante cinco años tendrá reservas de sobra.
Ya estaban cerca de la puerta, cuando la Comandante empezó a gritar, mientras se agarraba el brazo y caía de rodillas al suelo.
-¡No! ¡No! ¡Mi brazo! ¡Socorro! ¡Me está absorbiendo!
-¿Qué? Pero si no tienes nada.-respondió anonadado el guardaespaldas
<Déjame pasar>-dijo el jefe de Los hermanos silenciosos
El Jefe de los Hermano Silenciosos fue lentamente hacia el guardaespaldas postrado en el suelo mientras el Nefilim se apartaba. Puso sus blancas manos encima de su cabeza mientras unas pocas de sus runas empezaban a brillar ligeramente. El guardaespaldas gritó y se deslizó fuera de su alcance.<Sujetadle>.Apto seguido Junli y la Comandante le sujetaron por los hombros mientras seguía gritando e intentaba soltarse. El Hermano repitió la operación, puso las manos en su cabeza y se quedó rígido mientras algunas de sus runas brillaban ligeramente. Su capucha tapaba enteramente su cara. El tiempo pasaba, el silencio solo era roto por los balbuceos del infeliz guardaespaldas. De repente, el guardaespaldas, dejó de balbucear y el Hermano Silencioso se separó de él.
<En marcha>-ordenó el Hermano
El Néphilim se levantó y empezó ha preguntar que había pasado a su compañero pero el Hermano le interrumpió pidiendo silencio.
<Es mejor que vayamos en silencio>
-¿Desde cuando das tú las órdenes?- se quejó el Inquisidor
<Desde que nos enfrentamos a un Demonio Mayor. Este ya no es tu terreno, Inquisidor>- le respondió
-¿Era eso lo que le pasaba? ¿Un Demonio Mayor? ¡¿Y donde está?!- preguntó girando en la mano una de sus armas.
<Fuera de tu alcance. Cuando sale de su dimensión y viene a la nuestra es uno de los pocos que no lo hace corporalmente sino psíquicamente. Se mete en la cabeza de las personas, se alimenta de sus mayores temores. He conseguido ahuyentarlo. Debemos irnos.>-les informó mientras se ajustaba la capucha
-Ya queda poco, por suerte.-dijo Carsil para tranquilizar a Liumpa
Bajaron por unas escaleras y giraron en un par de pasillos. La puerta estaba enfrente del grupo. La Comandante vio caer de rodillas con un grito sordo al guardaespaldas. El Hermano giró sorprendentemente rápido poniendo sus dos manos sobre la cabeza del guardaespaldas.
<Demasiado tarde>-dijo dejándole caer.
La Comandante cayó de igual forma al suelo pero sin embargo esta balbuceaba, cosa que indicó al Hermano silencioso que podría salvarla
-¿Pero que les pasa?-pregunto Liumpa alarmada.
<Es un Demonio Mayor, es incorpóreo, ataca metiéndose en tu mente, y convirtiéndose en tu mayor pesadilla. He sido entrenado duramente para este tipo de casos- les explicó mientras tranquilizaba a la Comandante- Yo lo venceré.> 
-¿Tu?- preguntó sarcásticamente el Inquisidor
<Poneros detrás mío.-les dijo ignorando al Inquisidor.- Crearé una protección para que no pueda meterse en vuestra mente. Primero me meteré en vuestra cabeza, notareis una ligera presión y me oiréis hablaros. Relajaros.>
El Hermano se puso de rodillas y extendió los brazos, mientras todos, incluso el Inquisidor, se ponian de rodillas. Liumpa notó una ligera presión en la nuca, sus pensamientos se abrieron a los del Hermano y acto seguido apoyó las manos en el suelo para parar su caída. Algo estaba intentando entrar en su mente, y no era el Hermano Silencioso, de eso estaba segura ya que oía al Hermano gritar: <¡Atrás!¡No puedes pasar! Vuelve a tu dimensión, yo les protejo>. Liumpa abrió los ojos, hasta ahora no se había dado cuenta de que los tenía cerrados, y miró a su alrededor. Estaba todo oscuro. A lo lejos veía una luz que se acercaba rápidamente, en un momento estuvo frente a ella. A través de una especie de ventana podía observar a El Hermano Silencioso. Estaba rodeado de una niebla oscura que se mezclaba con el fondo, se encontraba en actitud defensiva, orando. De repente una sombra se materializó detrás de él. Liumpa gritó, chilló y bramó pero el Néfilim no la escuchaba. La sombra se volvió corpórea exactamente a sus espaldas, y justo, cuando una descomunal garra se acercaba a su cabeza se dio la vuelta y le golpeó con la palma abierta, en su recién formada cabeza, con gran fuerza, cosa que le hizo retroceder lo suficiente como para dar tiempo al Hermano a sacra su arma de entre las ropas. El demonio poco a poco aumentaba de tamaño. El Hermano bajó su capucha. Liumpa pudo ver sus cicatrices, sus labios cosidos y sus cuencas vacías. Sus ojos no existían solo había sombra. El Néfilim salto hacia atrás empuñando la guadaña con la que, con un rápido golpe, le cortó la cabeza. Mientras su grande cabeza caía al suelo el hermano habló a Liumpa.
<No tengas miedo, esto es solo una pesadilla un poco más real> Acto seguido le agarro las sienes con delicadeza.<Despierta>
-¡Estoy despierta!- le gritó con extrañeza.
<No, no lo estás. Eso es lo que a ti te parece, pero en realidad esto es solo una…> un balbuceo ocultó sus palabras. Una gran garra salía de su estómago
-Bajassste la guaaardia. Neeefilim.- gruñeron dos voces de ultratumba detrás de él. La antigua cabeza había sido sustituida por dos exactamente iguales. Sin mediar palabra con el demonio de dos cabezas, el hermano enarboló su guadaña y le cortó el brazo liberándose y sin soltar a Liumpa, le gritó <¡Despierta!> La visión de Liumpa empezó a emborronarse lo suficientemente despacio como para onservar como el Hermano lograba zafarse del demonio y acariciaba su guadaña prendiéndola en fuego. El demonio volvió aponerse a su altura y lanzó a una de sus cabezas contra él pero el Nefilim rápidamente hizo girar su guadaña volviendo a cortar el cuello de la criatura y quemando la piel a su paso, lo que hacía imposible la duplicación de la cabeza del demonio. Por desgracia, el Hermano no fue lo suficiente rápido como para esquivar la segunda cabeza del demonio, esta le mordió el cuello. Este, utilizando la poca fuerza que le quedaba, clavó, gritando, su guadaña ardiendo en las entrañas del demonio. Un grito del inframundo se unió al del hermano. Liumpa consiguió despertar.
-¡Liumpa! ¿Estás bien?-Preguntó Junli
- ¿Pero como va a estar bien? ¡Si le ha atacado un Demonio Mayor!-le respondió Cársil.
-Yo estoy perfectamente. ¿Y el Nefilim de la capucha? Estoy viva gracias a él.
-El Hermano Silencioso está…está muerto…Murió justo cuando despertaste.- Le informó el Jefe- Lo siento. ¿Qué ha pasado con el Demonio?
-Está muerto, lo mató el Hermano. ¿No se suponía que él nos protegía?
-Si, pero por desgracia el Demonio adivinó lo que pretendía hacer y se coló por sus defensas antes de terminar el ritual.- le explicó el Jefe- Nos lo dijo antes de protegernos, se metió en tu mente porque te protegió la primera.
-No hay tiempo para explicaciones, cuando antes nos vayamos mejor.-les reprendió el inquisidor
-¡Espérate! Liumpa tiene que recuperarse del ataque.- Dijo el Jefe de forma tajante, sorprendiendo a Liumpa.
-No, tiene razón. Además puedo seguir. Puedes explicármelo por el camino.
El Jefe un poco molesto asintió, se volvieron a poner en formación. Mientras, guardaespaldas cargaba con el cuerpo sin vida del Hermano Silencio y Carsil y Junli ayudaban a la Comandante a ponerse en pié. Liumpa susurro un “gracias” al Jefe cuando paso delante suyo, lo que le hizo suavizar la expresión. Siguieron el pasillo, al final de este se encontraba la puerta. Al atravesarla pudieron respirar tranquilos. A la puerta les esperaba el carruaje del Hermano Silencioso

Capitulo 5- Empieza la acción



Capitulo 5- Empieza la acción






-Despierta -susurró Carsil

Liumpa se despertó y se sorprendió, no se acordaba de donde estaba ni de que hacía en esa habitación la cual le resultaba desconocida, pero reconoció la cálida sonrisa de Carsil

-Levántate y prepárate un poco, te espero fuera.
-Vale pero ¿que hora es? -dijo ella bostezando.
-Las siete y media -explicó- te espero fuera.

Después de ducharse rápidamente, Liumpa atravesó la puerta con unos vaqueros desgastados y una camiseta amarilla. y una sudadera blanca de la mano

-¿Porque me has llamado tan pronto? -se quejó.
-Tenemos que arreglar esto cuando antes.
-Eh..- Liumpa recordó de golpe lo sucedido la noche anterior- Ya lo estuvimos hablando ayer por la noche..
-Me refería a lo de de los cazadores de sombras -le dijo riendo tímidamente.
-Ya...He..Oye, entre todo el ajetreo y eso...no se donde estamos. -Le explicó
-Adivínalo.
-Haber... En las alcantarillas no estamos, porque hay ventanas...
-No, no estamos allí abajo. 
-Y estamos en un sitio alto, porque en las ventanas solo se ve cielo.¿En una torre?
-No, pero casi. Estamos en la vieja capilla, la que está en la colina detrás del bosque.No te debiste de dar cuenta pero al atravesar la puerta de las cloacas, llegamos al sótano de la capilla.
-¡Pero eso está muy lejos! No hemos andado tanto, además está totalmente derruida.
-Eso es un glamour, en realidad está en perfecto estado y funcionamiento, como puedes comprobar.
-¿Un qué?-dijo la chica 
-Nada...Debemos ir ya, estamos perdiendo mucho tiempo.
-Bueno, vamos. 

Siguieron andando por un pasillo pasando por distintas puertas, a la izquierda se abrió un escalera que subía hacia el siguiente piso.

-Por aquí.-dijo Carsil señalando un pasillo cruzado a este.

Cinco minutos después de una conversación bastante ligera, llegaron a una puerta doble, el triple de grande que las de más, Carsil la habrió y apareció una habitacion grande, sin ventanas iluminada con recuadros de luz azul en el techo y con una mesa de 10 asientos, en ellos estaban sentados, El Jefe, La Comandante, y cuatro personas más, de las cuales Liumpa solo conocía a Junli.

-Bienvenidos, sentaos-dijo El Jefe-Liumpa, creo que no les conoces: ellos son El Inquisidor-un hombre alto y vestido con una larga capa de color azul marino-,su guardaespaldas-un joven de mirada desafiante y brazos al descuvierto, en los que se veían bonitas marcas de color negro,- y Daerty, el jefe de los hermanos silenciosos.

Carsil les saludó de formalmente, y Liumpa le imitó. Cuando se sentaron El Inquisidor empezó ha hablar:

- Hechas las presentaciones, puede dar comienzo la asamblea. Como primer y único punto del día hemos de tratar el tema de que Liumpa, aquí presente-dijo mientras la miraba- conozca la existencia de los Nephilim. Creo que lo más factible sería...que olvidase todo, es decir, borrarle los recuerdos y alejarla de este mundo.

Carsil tosió, y todos lo miraron, estaba recostado sobre la silla con los brazos cruzados, se veía a la legua que no estaba de acuerdo con esa idea:

-¿Eso implicaría que yo tambien desaparecería de su vida? ¿Y que me vería obligado a ver desaparecer de mi vida a mi única unión con el Mundo de la superficie?
- Depende...Eres Nephilim ¿verdad?
-Si, pero...-dandose cuenta de lo que iba a responder el Inquisidor
-Entonces si.-Dijo como esperaba Carsil

Un tenso silencio se alzó, fuera había tormenta, la luz parpadeó, volvió a parpadear y se apagó. La comandante y el Inquisidor se levantaron a la vez, algo extraño había pasado y lo sabían. Liumpa se sobresaltó, no veía el motivo de que esa la luz perturbase a estos.
La sala, que se había quedado en penumbra, se iluminó al susurro de los distintos nombres angelicales de los cuchillos Seraphin. Carsil y Junli rodearon a Liumpa en actitud defensiva, la Comandante se puso al lado de la puerta, el guardaespaldas del Inquisidor se puso de pie delante de él y subió una de sus mangas, sus brazos estaban llenos de marcas, toco una que se parecía a dos eslabones de una cadena y empezó ha susurrar:

-G.1, responda...-Nadie respondió- G.P. llamando a G.1, G.1 responda...
-G.1 al habla, siento la espera.
-Informe de la situación.
- Las Marcas de protección y producción de energía han sido desactivadas. He mandado a G.2 repararlas. Hace 10 minutos que no tenemos comunicaciones con G.3. Fuimos ha buscarlos y en su zona había indicios de batalla,mi sensor empezó a pitar nada más acercarnos.
-Reúne a los dos escuadrones, en 10 minutos os esperamos en la salida de las alcantarillas. 
-Señor, no esperan dentro de 20 minutos en el Santuario.-dijo dirigiéndose a El jefe
-Muy bien. Guerir, ¿donde está tu otro grupo de Nefilims ?-era la primera vez que Liumpa escuchaba su nombre de pila, ademas oír de hablar de otro grupo de nefilims.
-Están fuera, y no creo que vuelvan hasta mañana.
-Bien, vayamos a la salida de las alcantarillas.

Capitulo 4-Confesion



Este es aún más corto, pero a partir de este son más grandes


Capitulo 4-Confesión




Unos pasos alertaron a Liumpa que alguien se acercaba, se giró para mirar a la puerta, al pomo. Se abrió y un vampiro mucho más alto que cualquier persona, y mucho más fuerte atraveso la habitación hasta ella y Liumpa se despertó dando un grito, era una pesadilla, solo eso, A lo lejos se volvieron a escuchar pasos Liumpa temia que fuera el vampiro, y al abrir la puerta, descubrió a Junli, se notaba que había venido corriendo.

-¿Pasa algo?-le pregunto Junli alarmado
-Nada, solo una pesadilla- Liumpa se alegró de que la habitacion estubiese en penumbras porque un ligero rubor se apoderó de su cara. 
-Ah, vale... He..bueno..ahora que ya sabes porque me iba y me tenía que inventar excusas absurdas... ¿Me perdonarás?

-Mira, lo he estado pensando, ahora se que no estabas haciendo nada malo, pero yo creia que estabas saliendo con otra chica, y eso me dolió mucho...No se si quiero seguir con esto.
-¡¿pero porque?!Yo te sigo queriendo, y supongo que tu a mi tambien no me he ido con otra sigo aqui, solo para ti.

El pomo volvió a girar, los dos miraron hacia la puerta y apareció Carsil

-¿Liumpa, estás bien? Te he oido...-dijo mientras entraba, al darse cuenta de que estaban Liumpa y Junli hablando se dió la vuelta- pero veo que estás perfectamente asi que me... me voy.
-No, no te vayas, creo que te debemos una explicación.
-Si, eso es verdad. En realidad creo que se que pasa.
-Eso lo haría más facil-respondió Junli 
-Me habeis ocultado que saliais juntos...
-No sabia que la conocias
-...desde hacia unos meses...
- Semanas- dijo Liumpa intentando suavizarlo
- ¿Me podriais dejar de interrumpir?
-Si, claro.
-Y después paso algo y rompisteis y de ahí que nos halla descubierto...
-Pero si tu no la hubieras....
-¡Que no me interrumpas!
-Vale - dijo Junli molesto.
-Bueno, espero que lo arregleis, mañana viene el Inquisidor y un ministro de La Clave
-¿Para qué?-pregunto Liumpa interesada.
-Por ti
-¿Por mi?
-¡Si!Nunca una Mundana nos había descubierto- le explico Carsil
-Bueno en realidad...hace 20 años...
-¡Callate! Junli-le gritó Carsil-Bueno, me voy para que podais hablar.
-No, no hace falta.Ya está todo muy claro dijo tristemente mientras abría la puerta y se iba.
-Yo tambien tengo que irme



********************


-Junli, no te preocupes, conozco a Liumpa, te sigue queriendo, simplemente necesita tiempo.
-Yo soy el que necesita tiempo, necesito su tiempo.
-Comprendela
-La comprendo, pero ella a mi no.
-Dale tiempo.
-Se lo daré.