"En la lucha contra la realidad, el hombre tiene solo un arma: la imaginación."

La niebla no es el peligro, el peligro es la gente que hay en ella.

La niebla le rodeaba, ya era noche entrada. Sus convers negras rozaban el asfalto mojado mientras se dirigía a su casa. Hacía solo unos minutos había estaba rodeado de gente, lo cual no le gustaba en demasía, pero ahora rodeado de niebla solo se veía la sombra de algún transeúnte que de vez en cuando cruzaba una calle.
Su cazadora negra le protegía del frió aire, al contrario que sus vaqueros "pitillo". El chaval andaba de forma despreocupada, como si que fuera de noche y la niebla no le amedrentase sino que le diese una confianza mayor, aunque probablemente solo sería fachada, ya que sus manos se retorcían nerviosas en los bolsillos de cazadora. Iba concentrado en sus pensamientos, venía de una celebración que solía hacerse en su colegio todos los años por esas fechas y en ella había visto a una vieja amiga, que le había revuelto los pensamientos.
Lo que no sabía era que tres sombras, más altas que él, le esperaban al cruzar la esquina.
Sin mediar palabra, al cruzar la esquina uno de ellos le propinó un puñetazo en el estómago, que perdió gran parte de su fuerza al impactar contra sus manos, que estaban dentro de los bolsillos. Sacó las manos de los bolsillos y se puso en actitud defensiva. Rápidamente sus atacantes le rodearon. El chico soltó una patada al que tenía enfrente, que se apartó por los pelos permitiéndole salir del circulo. Sin embargo el de su derecha le agarró de la cazadora. Con un rápido movimiento bajo la cremallera y se sacó las mangas, empujando el resto  hacía su agresor y aprovechando para arrearle un rodillazo a la altura de la entrepierna, que lo dejó fuera de combate temporalmente. El hombre, que no había entrado aún en acción, le cogió por la espalda y le empotró contra la pared. El chaval se impulsó con los pies contra la misma pared e hizo tropezar al hombre, que cayó al suelo. El chico se tiro encima preparando un puñetazo que iba dirigido a su cara pero el hombre le empujo con las piernas y le echó hacia delante mandándole hacía el asfalto. Rodó hasta que la niebla le tapó de vista al hombre. Salió de la carretera en la dirección contraria de la que había venido el ataque.
Poco a poco la niebla fue haciéndose más densa. El frío atenazaba su pecho, de su boca salían volutas de vaho. Escuchó un sonido de arrastre y se giró, justo a tiempo para ver como uno de los hombres saltaba en cima suyo, apresándolo. Los otros dos salieron entre la niebla acercándose a él, uno de ellos le agarró de los pies. El chico se revolvió y de su bolsillo interior cayo una varita metálica de forma cilíndrica que refulgía ligeramente.<¡Es un cazador!>-dijo uno de ellos mientras salía corriendo. Los otros dos le dejaron caer y siguieron al hombre. El chico se levantó y recogió la varilla que años antes le había regalado su primo Junli, a la vez que decía para sí  <Si Carsil puede infringirlas, yo también...>

2 comentarios:

  1. Realmente me he quedado con ganas de más

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    1. pues... te vas a quedar con ganas de más xD No pienso, por ahora, volver a escribir sobre este tema (cazadores de sombras). Mi proxima entrada será de una historia que escribi para un amigo invisible, la historia en sí no tiene demasiado sentido, pero es posible que te/os guste

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