"En la lucha contra la realidad, el hombre tiene solo un arma: la imaginación."

Epílogo de CDS: Ciudad de sombra

Mentí, no era el último :P




Epílogo

< ¿Estás preparada?>- Le preguntó uno de los seis Hermanos Silenciosos que la rodeaban. 
Después del funeral del Hermano Silencioso que le había salvado la vida y de acompañar a la Comandante en su corta recuperación, tuvo que decidir. Olvidar o recordar. Una gran decisión. La misma que empujó a Carsil y a Junli a ser Cazadores de Sombras, aunque claro sus padres ya decidieron en su momento que recordarían. Le costó mucho decidirse. 
-Si, adelante.- respondió Liumpa. Los Hermanos se pudieron en círculo. 
Se lo habían contado todo, absolutamente todo, ahora sabía la verdad, toda la historia. Un antiguo Nefilim ocultó en casa de Carsil la mitad de un poderoso objeto y en casa de Junli la otra mitad. Un gran grupo de demonios atacó a sus respectivas casas, pero por suerte los cazadores de la zona estaban avisados los protegieron pero sin embargo no pudieron impedir que supieran la verdad para salvarlos tenían que ponerse de acuerdo entre todos. Después de la lucha los padres decidieron convertirse en Cazadores de Sombras, para proteger las piezas que, sin embargo no se encontraron, por suerte para ellos pasaron las pruebas. Cuando los chavales cumplieron los ocho años la Clave envió un mensaje a sus respectivos padres pidiendo el ingreso de estos en la clave, para que en caso de que sus padres no estuviesen en casa ellos pudieran proteger las casas. Sus padres se opusieron al principio pero al final dieron permiso para que les adiestraran con la condición de que pudieran vivir en los dos mundos a la vez, cosa que la clave tras deliberar mucho aceptó. Registraron muchas veces las dos casas, pero sin embargo el radar solo podía indicar que estaban no donde, hasta que cuando los chicos ya tenían diez años el radar dejó de pitar. Tras un primer gran revuelo todo se calmo puesto que los demonios no daban muestras de haberlo encontrado y siendo un objeto de gran poder lo utilizarían sin pensarlo dos veces. Siendo ya inútil proteger la casa sus dueños pasaron al servicio normal de la Clave.
Le costó mucho decidirse, pero tras unas breves negociaciones Liumpa aceptó, lo que según el Inquisidor, el Jefe y la Comandante sería lo mejor.
Los Hermanos Silenciosos extendieron las manos penetrando en su mente, borrando uno a uno todos los recuerdos que le enlazaban con el mundo de las sombras: El Instituto, sus pasillos, la enfermería…; A el Jefe, al Inquisidor, a la Comandante, al jefe de los Hermanos Silenciosos, al guardaespaldas del Inquisidor; al Demonio Mayor, el cual el Hermano jefe logró vencer y mandar a su dimensión de origen; los dos últimos días, los más intensos, problemáticos y difíciles de su vida y que no iba a poder rememorar nunca más.


Nada más verla en la puerta del instituto sabía que esto acabaría así, sin embargo aún residía una ligera esperanza en su interior. Cuando Carsil escuchó como Liumpa aceptaba que le borrasen la memoria con la condición de que todo fuese igual al día en el que se quedó a dormir a su casa, que nada cambiase, nada, absolutamente nada, esa pequeña esperanza se desvaneció. Poco después preguntaron por el colgante, algo que Carsil esperaba que olvidasen, ella simplemente repitió: “Absolutamente nada”.
Y ahora, en el mismo instante que Carsil recordaba lo acontecido, Liumpa lo olvidaba.


El día antes de su “reunión” con los Hermanos Silenciosos, Junli pidió a Liumpa unos minutos para hablar de ellos, ella tras pensárselo accedió.
-Hola…-le dijo Junli tímidamente
-Hola, ¿Qué querías?- le respondió Liumpa.
-Mira, no creo que tengas razón de seguir enfadada conmigo ahora que sabes la razón por la que me ausentaba.
-Lo sé pero aun así, pienso en dentro de unos días cuando ya no recuerde nada de esto y piense que te estás viendo con otra.
-Sabes que yo nunca haría eso.-le reprochó con aire dolido
-Ya, pero aún así…
-Deja ya los “Aun así” Me estás poniendo nervioso, lo único que importa es que te quiero y con eso debería de ser suficiente.-le dijo Junli mientras se acercaba a ella. 
-Dame una prueba de que nunca lo harías.- le pidió ella
-Te la daré-le susurro mientras la besaba.

Liumpa despertó en su cama. Le dijeron que lo haría, pero ella no se acordaba ni se acordaría. Esa mañana había quedado con Junli, y estaba muy enfadada con él. Últimamente faltaba mucho con escusas tontas y la última fue que tenía que estudiar, ese día fue a su casa y su madre le dijo que se había ido a dar una vuelta. Hoy quería dejarle claro que no iba aguantar más eso. Habían quedado en el antiguo Puente Romano.
Cuando Liumpa llegó Junli ya estaba allí, vestía una camiseta negra con unos vaqueros oscuros.
-¡Liumpa! ¿Qué tal todo?
-Bien, me gustaría hablar contigo.-le dijo muy seria.
-Espera, se de qué quieres hablarme. Siento no poder quedar muchos días pero tengo muchas cosas que hacer, pero te prometo que intentaré pasar más tiempo contigo. Se que no es demasiado, pero toma, para cuando me eches de menos.
Junli le entregó una pequeña piedra blanca con forma de corazón. En su interior latía vibrante una runa de confianza. Mientras Liumpa llevase esa pequeña muestra del amor de Junli, nunca dudaría de él.
-Gracias-nada más cogerla las dudas de Liumpa desaparecieron-¿quieres que vallamos a tomar algo?- le pregunto sonriente.

Carsil miró la caja roja que años atrás le regalo Liumpa, mientras la cogía una runa pintada hábilmente sobre la parte inferior brillo. La abrió y depositó en ella la ropa que minutos antes se había quitado y la estela que tenía a su lado. Todo volvería a ser como antes, en realidad nada sería como antes, recordar que Liumpa lo supo y lo olvidó y que por su culpa casi la matan… No, nada volvería a ser como antes.

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